CONSTANCIA Y ESFUERZO

Ningún deportista de élite llega a la cumbre sin constancia y esfuerzo. Las personas que triunfan generalmente han aprendido a desarrollar una gran capacidad de esfuerzo y constancia a la hora de llevarlo a cabo. Algunos de ellos partiendo de condiciones muy adversas, pero los cristianos confiamos en la promesa de que “todo lo podemos en Cristo, que nos fortalece”.

Esfuerzo.-
Las cosas verdaderamente importantes requieren un esfuerzo de nuestra parte. Desarrollar una gran capacidad de esfuerzo es lo que te permitirá continuar rindiendo al máximo, pudiendo plantearte metas y retos para tu vida personal y estudiantil.
Desarrollar tu capacidad de esfuerzo en el estudio también requiere constancia. De poco sirve comenzar bien, y a medida que pasan los días ir claudicando.

Si al principio te cuesta concentrarte, comienza poco a poco y añade un poco más de tiempo cada día para el estudio y así conseguir preparar bien cada asignatura y de esta manera desarrollarás tu capacidad de esfuerzo en el estudio.

Constancia.-
El éxito en el estudio no está en la capacidad, ni tan siquiera en la inteligencia, el estudiante exitoso es el que se esfuerza y persevera en su labor. La constancia es el tesón, el empeño, la firmeza, e incluso la cabezonería, así que en el estudio este aspecto es fundamental. No desistas de estudiar, no importa como te encuentres o lo difícil que pueda parecer. Toma el estudio como un entrenamiento diario, como los atletas que cada día entrenan para conseguir su propósito. Te recomendamos que hagas del estudio un hábito, es decir, una práctica, una rutina, no dejes largos períodos de tiempo sin estudiar, sin leer, dedica un tiempo cada día al estudio, perseverando, de esta manera verás magníficos resultados.

Lo más adecuado para obtener el éxito es que hagas un plan de estudio, marcándote tiempos, horarios, objetivos y metas. Para que esto sea efectivo debes ser estricto, llevando a cabo el plan propuesto y no sustituyéndolo por nada que no sea de vital importancia.
Es importante que te acuestes cada noche teniendo claro los planes para el siguiente día. Durante el sueño tu cerebro se preparará y te levantarás mentalizado y dispuesto a cumplir con lo previsto.

Si al principio no ves los resultados que te propusiste, no desistas, no cedas, sigue adelante, con esfuerzo y constancia y al final harás que tu cuerpo y tu mente tengan el hábito de estudiar, y comenzarás a obtener los resultados esperados.

Dios los bendiga.

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